Somos amigos y te gustara CalistaftCadmus cerrado

Había recibido los mensajes a media tarde, para ser honesto había olvidado que Calista iba a alimentarlo. Su mente estaba en que había dicho algunas cosas que tal vez habían lastimado a Calista. Se había pasado el resto de la tarde buscando algo para él regalar algo era lo mismo que una disculpa ¿No? Al menos eso pensaba él. 

Jugaba con una cajita color verde en las manos, la miraba con cierto nerviosismo, luego veía la limonada y luego a la caja -- Cadmus eres un imbécil-- mucitó. Estaba sumido en sus pensamientos cuando el repentino abrazo lo hizo volver a la realidad -- Ah! Calista!-- casi se le cae la caja de las manos. 

-- Si, pedí las bebidas-- le mostró, volviendo su atención a la cajita -- Se te ve bien el rosa-- comentó. Sentándose y luego cruzando los brazos. Ladeó la cabeza, echándose para adelante para ver mejor la caja, echó las manos para abrirla y descubrir las arepas -- ... No pensé que esto se viera así-- tomó una, primero oliéndola y luego dándole una mordida para masticar -- Esta bueno-- comentó.

--Nunca había probado comida asi, de qué está hecho?-- siguió comiendo
 

Le miró beber la limonada. Eran un chiquillo enérgico, de pelo despeinado y pecas en la cara. Tenía la piel más morena que la suya y tal vez su mejor atributo eran esos ojos grandes. Era tan normal y eso le gustaba mucho. No era difícil hablar con Calista, otros eran unos sabelotodos o un montón de idiotas vanales. Odiaba las pláticas cortas y los temas nada interesantes. 

Se llevó otra arepa a la boca para seguir masticando -- Me gusta-- le dijo después de oír la explicación
 Alzó las cejas cuando Calista notó la caja, todo para luego fruncir el ceño y arrugar la nariz -- Si, adelante-- empujó ña cajita hacia él -- Es para ti-- dijo sintiéndose un estúpido. Él no solía dar ese tipo de regalos -- No sabía qué color te gusta, así que si no está bien, la cambiaré por otra-- decía sin mirarlo, estaba de pronto muy avergonzado pero su eostro no se enrojecía así que era difícil saber.

-- Es harina de maíz hervida... sirve para preparar varias cosas-- comentó la serpiente. 

-- Muy bien, porque es un objeto de lujo-- comentó mirándole -- Mh.. si tu quieres, no me encanta el dulce pero puedo ver que a ti si-- se limpió la boca con una servilleta, escuchando hablar a Calista. Él era de pocas palabras, directo en todos los sentidos pero Calista siempre lo ponía de buen humor. 

--¿No sabes cuándo es tu cumpleaños?-- preguntó alzando la reja -- Si no lo sabes, deberías elegir un día, así podremos celebrarlo-- comentó, luego dando un suspiro, incrédulo de que Calista fuera un año mayor -- Tengo veinte-- dijo sonando desinteresado. En realidad, todos los Serpe se veía mayores de lo que realmente eran, quizá por el tipo  de vida que llevaban. 

Alzó las cejas -- Bien, io prometo-- comentó -- Me encargaré de que tengas un muy feliz cumpleaños-- le dijo enternecido, este chico, de algún modo, sacaba lo mejor de Cadmus. 

--Oye, gracias por decirme viejo-- le miró no tan complacido. Lo siguiente lo tomó por sorpresa,  es que no supo qué contestar. Incluso se paralizó, sintió un escalofrío recorrerle la espalda y cómo lentamente el resto del gran salón se enmudeció. En ese momento solo existía Calista y su voz. Se le entumecieron las manos y tembló. Pasó saliva, debía verse como un tonto pero en realidad sentía mucho, mucho miedo. 

 Tuvo que levantarse y dio la vuelta para volver a su lugar y sentarse -- ... Tu, lo sabrás con el tiempo, Calista--